5 de octubre de 2009

(41).

Hace casi dos años Dios me trajo de regalo dos hermosas niñas: mis hermanitas. No son de sangre, pero es tanto lo que hemos llegado a conectarnos que es como si nos conocieramos de toda la vida. Ustedes me hacen ser mejor persona, siempre han sabido estar ahí, en las buenas y en las malas.
Hemos pasado por un millón de cosas y muchas de ellas han sido tropiesos en nuestra vida, pero hemos sabido levantarnos y seguir, porque sabemos que Jesús es nuestro amigo y que nos apoya en cada momento.
Nunca me cansaré de decirles lo mucho que las amo y lo que significan para mi. Son un pilar fundamental en mi vida y doy gracias por haberlas encontrado. A pesar de la distancia siempre están presentes en mis pensamientos y la confianza es tan grande... ¡las necesito conmigo ahora! han pasado tantas cosas que no tengo con quien compartir, pero Jesús me escucha y se las trasmite a ustedes.
Quedan sólo dos meses para vernos y cada día que pasa es uno menos.

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