29 de septiembre de 2009

(33).

Doy un paso y corro hacia él. Con delicadeza sé que me espera y me recogerá en sus brazos para brillar en lo más alto del cielo. Trato de no mirarlo a los ojos porque sé que me desconcentraré y toda la mágia va a acabar.
Es un sueño estar junto a él en este escenario, demostrar que soy más que una simple persona, que puedo alcanzar las nubes de un salto y disfrutar la brisa al pasar. Deseo volar alto para irme de este lugar y lograr mi tan ansiada libertad.
Me vuelve a tomar, esta vez para hacer un giro y quedar frente a frente. Sus ojos me dicen que está disfrutando el momento tanto como yo, que todo gira en torno a nosotros y que, verdaderamente, es feliz. Me sonrojo.
Con él todo era libre.

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